lunes, 2 de febrero de 2015

Lo estamos haciendo todo mal



Llevo todo el día revisando el libro que debía entregarle a mi editor en diciembre y que, muy amablemente, me ha concedido unos meses más de plazo. De repente he pensado en la cerveza sin alcohol y he tenido uno de esos momentos que David Suchet y Benedict Cumberbatch interpretan tan magistralmente. Un "aha moment", que diría la gran Oprah Winfrey.

He entrado a leer vuestros blogs y he comprobado lo que sospechaba. Siempre he dicho que el blog es terapéutico y todo eso pero las terapias no funcionan si no se hacen bien.

El otro día en un encuentro de bloguers al que me invitaron conocí a una mujer que había perdido 17 kilos en 4 meses. Me hizo sentir muy mal conmigo misma. Pensé ¿por qué ella puede y yo no? Y entré en esa espiral autocompasiva lamentando lo injusta que es la vida y bla bla bla. Cuando llegué a casa googleé la dieta que dijo que hacía. Pronokal. Cuando lo leí se me cayó el mito a los pies. Se ve que la dieta consiste en alimentarse de verduras y de batidos prefabricados durante no sé cuántas semanas y luego, poco a poco, vas introduciendo más alimentos. Recordé cuando yo quise hacer el Master Clenase porque, ya sabéis, a grandes males grandes remedios y en todas las veces que alguno de nosotros ha querido hacer algo radical.

Hoy he pensado en la cerveza sin alcohol porque ha sido mi última incorporación a mis rutinas. Todos los domingos, antes de comer, mi costillo y yo bajamos al bar a tomar el vermut. Que para él es vermut y para mi, hasta ahora, era una infusión. Hasta que un día decidí probar una cerveza sin alcohol. Me sentó bien y ahora es mi nueva rutina dominguera. Y hoy he pensado que si he podido conseguir este nivel de auto-control sin angustia, lo puedo ir extendiendo a todo lo demás. Lo de la presión social, los cumpleaños, cumplir con los colegas y demás sólo son excusas. Bastante burdas, además. Aquí con quien hay que cumplir es con uno mismo y con la propia salud. ¿Que los demás se trincan una hamburguesa con ketchup y patatas fritas? Tú te pides un arrocito o unas verduras a la plancha y tan ricamente, oye. ¿Qué hay que tomar algo y se ponen finos a cerveza y vino? Pues te pides una sin alcohol y la haces durar y, después, no se toma nada más, que tampoco es obligatorio.

Os leo -y me leo- y veo que ponemos el foco en lo que hemos comido mal y de más y en lo poco que nos hemos movido, pero es que ésa no es la cuestión. El descontrol con la comida y la falta de ejercicio no son el problema. Sólo son el síntoma de otra cosa. Otra cosa que será distinta para cada uno, pero que tiene mucho que ver con nuestro nivel de bienestar general. ¿No os ha pasado estar enfrascados en alguna actividad y que pasen horas sin que siquiera penséis en la comida? ¡Pues esa es la clave! Conseguir una vida plena, estar sinceramente satisfechos con lo que hacemos y ocupar nuestro tiempo con cosas que nos gusten, no, lo siguiente.

Así que, no prometo nada, pero voy a intentar cambiar el enfoque del blog. Hablar menos de si he comido bien o mal y de si he hecho ejercicio o no (que suele ser que no) y hablar más de proyectos, de cosas que hago o que quiero hacer, de cosas que hago y quiero dejar de hacer y, en general, de cómo quiero que sea mi vida. Digo que no prometo nada porque no sé si seré capaz de hablar de estas cosas tan personales sin que se me pueda reconocer, pero al menos lo voy a intentar.


Post data: Blogger también lo está haciendo mal. Me pregunta que si quiero traducir mi blog del gallego.









5 comentarios:

  1. Tienes toda la razón cielo. A veces nos entra la frustración cuando oímos de personas que han perdido una burrada de peso en poco tiempo y es más nos sentimos fracasadas, pero claro, lo cierto es que nosotras vamos en busca de una vida saludable, lo que quiere decir comer sano sin hacer locuras. Entonces es cuando me siento más bien conmigo misma, al saber que da igual el tiempo que tarde, lo importante es que estos hábitos de vida son para siempre. No tienen un día de final, al menos yo, quiero comer sano siempre, para toda la vida. Muchos besos preciosa y a seguir por el buen camino.

    ResponderEliminar
  2. Estoy contigo al 100%

    Emociones y atracones asociados.

    Todo dependerán de los niveles que tengamos de las llamadas hormonas de la felicidad.

    Creo que si como bien dices somos capaces de redireccionar nuestras publicaciones compartiendo gustos, curiosidades, canciones, retos... Cosas que nos hacen sonreír, será más fácil bajar kilos.

    En cuanto a tu temor por la privacidad yo ni me daré cuenta debido a que tengo una mente dispersa jajaja.

    Espero que termines pronto de revisar tu libro y puedas entrar tu proyecto antes.

    Un beso.

    ResponderEliminar
  3. Me ha gustado mucho tu entrada. Yo soy un poco más hdp que vosotras y cuando me dicen que alguien ha perdido tanto en tan poco tiempo la critico, vamos, que pienso que lo que ha hecho es una barbaridad. A no ser que le hayan puesto un balón gástrico o haya tenido un problema de salud...

    Lo de la cerveza sin alcohol también lo hago a veces, pero bebo tan poco que pienso que por una con alcohol cada 3 meses no pasa nada.

    Me gusta tu idea de enfocarnos en lo positivo. Hacemos tantas cosas bien y no les damos importancia.

    Un besito!

    ResponderEliminar
  4. Tienes más razón que una santa Ally. Si estás viviendo las cosas con intensidad (el trabajo, el día a día, la vida en general) no hay tiempo ni para pensar en el agobio de saltarte dietas, ni siquiera en comer más de la cuenta. Cuando trabajaba por las tardes estaba realmente jodido porque apenas veía a mi familia, pero en esa época conseguí hacerme una rutina en la que incluía cocinar, hacer ejercicio, y luego aprovechaba al máximo los fines de semana para estar con ellas. Por mucho que lo intento no puedo encontrar nada malo ahora de ese tiempo en el que se supone que debería haberlo pasado fatal. Creo que en el fondo se trata de encontrar un equilibrio por dentro, contigo mismo, y otro de cara al exterior.
    Vaya, ya me ha salido, la vena zen. Lo siento.

    ResponderEliminar
  5. Cuánta razón.

    Recuerdo una vez que me puse a escribir a las nueve de la mañana, ante una ventana soleada. Mi marido se había llevado a las niñas. De pronto, se había hecho de noche y yo sin comer.

    Y sin echarlo de menos... la verdad es que me di cuenta cuando las tripas me empezaron a doler.

    Besotes, guapa. Un enfoque nuevo es necesario, es cierto.

    ResponderEliminar