Llevo todo el día revisando el libro que debía entregarle a mi editor en diciembre y que, muy amablemente, me ha concedido unos meses más de plazo. De repente he pensado en la cerveza sin alcohol y he tenido uno de esos momentos que David Suchet y Benedict Cumberbatch interpretan tan magistralmente. Un "aha moment", que diría la gran Oprah Winfrey.
He entrado a leer vuestros blogs y he comprobado lo que sospechaba. Siempre he dicho que
el blog es terapéutico y todo eso pero las terapias no funcionan si no se hacen bien.
El otro día en un encuentro de bloguers al que me invitaron conocí a una mujer que había perdido 17 kilos en 4 meses. Me hizo sentir muy mal conmigo misma. Pensé ¿por qué ella puede y yo no? Y entré en esa espiral autocompasiva lamentando lo injusta que es la vida y bla bla bla. Cuando llegué a casa googleé la dieta que dijo que hacía. Pronokal. Cuando lo leí se me cayó el mito a los pies. Se ve que la dieta consiste en alimentarse de verduras y de batidos prefabricados durante no sé cuántas semanas y luego, poco a poco, vas introduciendo más alimentos. Recordé cuando yo quise hacer el Master Clenase porque, ya sabéis, a grandes males grandes remedios y en todas las veces que alguno de nosotros ha querido hacer algo radical.
Hoy he pensado en la cerveza sin alcohol porque ha sido mi última incorporación a mis rutinas. Todos los domingos, antes de comer, mi costillo y yo bajamos al bar a tomar el vermut. Que para él es vermut y para mi, hasta ahora, era una infusión. Hasta que un día decidí probar una cerveza sin alcohol. Me sentó bien y ahora es mi nueva rutina dominguera. Y hoy he pensado que si he podido conseguir este nivel de auto-control sin angustia, lo puedo ir extendiendo a todo lo demás. Lo de la presión social, los cumpleaños, cumplir con los colegas y demás sólo son excusas. Bastante burdas, además. Aquí con quien hay que cumplir es con uno mismo y con la propia salud. ¿Que los demás se trincan una hamburguesa con ketchup y patatas fritas? Tú te pides un arrocito o unas verduras a la plancha y tan ricamente, oye. ¿Qué hay que tomar algo y se ponen finos a cerveza y vino? Pues te pides una sin alcohol y la haces durar y, después, no se toma nada más, que tampoco es obligatorio.
Os leo -y me leo- y veo que ponemos el foco en lo que hemos comido mal y de más y en lo poco que nos hemos movido, pero es que ésa no es la cuestión. El descontrol con la comida y la falta de ejercicio no son el problema. Sólo son el síntoma de otra cosa. Otra cosa que será distinta para cada uno, pero que tiene mucho que ver con nuestro nivel de bienestar general. ¿No os ha pasado estar enfrascados en alguna actividad y que pasen horas sin que siquiera penséis en la comida? ¡Pues esa es la clave! Conseguir una vida plena, estar sinceramente satisfechos con lo que hacemos y ocupar nuestro tiempo con cosas que nos gusten, no, lo siguiente.
Así que, no prometo nada, pero voy a intentar cambiar el enfoque del blog. Hablar menos de si he comido bien o mal y de si he hecho ejercicio o no (que suele ser que no) y hablar más de proyectos, de cosas que hago o que quiero hacer, de cosas que hago y quiero dejar de hacer y, en general, de cómo quiero que sea mi vida. Digo que no prometo nada porque no sé si seré capaz de hablar de estas cosas tan personales sin que se me pueda reconocer, pero al menos lo voy a intentar.
Post data: Blogger también lo está haciendo mal. Me pregunta que si quiero traducir mi blog del gallego.