domingo, 12 de octubre de 2014

Historias de Angela



Si lleváis un tiempo por aquí sabéis que tengo una especie de romance intermitente con el crudiveganismo. Uno de los testimonios que más me impactó en su día -y lo sigue haciendo- es el de Angela Stokes. Ella llegó a pesar 150 kilos y tenía una adicción importante a la comida basura. Cuenta que trabajaba en un bar y que, cuando recogía las mesas, se comía las sobras que los clientes habían dejado, todo a escondidas de sus jefes y compañeros. Hay que estar muy mal para hacer eso.

También cuenta que, estando en Nueva Zelanda, iba a visitar un museo pero por el camino paró en todos los restaurantes de comida rápida que encontró, zigzageando por la calle como si los carteles con las ofertas de esos sitios fueran sirenas llamándola irresistiblemente. También hay que estar muy mal para hacer algo así, pasar por delante de uno de esos sitios y ser incapaz de no entrar, incluso aunque acabes de salir de otro.

Un día una persona le regaló el libro de los Boutenko, una familia crudivegana muy conocida en el mundillo. Ella lo leyó -por suerte no se tomó mal el regalo- y le pareció todo tan sincero y tan coherente que decidió hacerse crudívora. Su error fue hacer el cambio de la noche a la mañana. De un día para otro pasó de sobrealimentarse con comida basura a comer 100% crudo; con la dificultad añadida de que al principio uno no sabe muy bien qué comer: ensaladas, fruta... ¿y? ¿Qué más? Tuvo fuertes síntomas de desintoxicación y aguantó una semana. La segunda semana decidió comer *sólo* 80% crudo, pero el 20% restante era a base de verdura hervida, arroz y pasta integral. El primer año perdió 80 quilos o, como ella dice, una persona entera.

De eso han pasado 10 o 12 años. Conoció a otro crudívoro, se casaron, se mudaron a Ecuador y están a punto de tener a su segundo hijo. Vivir en Ecuador les permite comer crudo sin pasar frío, además de que su negocio a través de internet les da unos ingresos muy superiores a la media en ese país, así que viven como reyes.

Su historia siempre me da esperanza y, como dice su marido, no hace falta ser 100% crudívoro para recuperar el peso y la salud. Lo más importante no es lo que comes sino lo que dejas de comer. Si eliminas los azúcares, los almidones y la carne roja, y aumentas tu consumo de verdura cruda puedes tener una salud absolutamente perfecta.





La muy valiente salió en la CNN enseñando la falda que solía usar y donde ahora caben 4 o 5 como ella
El día de su boda

4 comentarios:

  1. Ala qué pasada de cambio...esta gente inspira. Si ellos pueden nosotras podemos. La verdad es que no conozco demasiado sobre el crudiveganismo...pero me informaré! Espero que te encuentres mejor, un abrazo.

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  2. Estas historias siempre inspiran. Gracias por compartir :)

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  3. Bueno, a mí no me inspira porque soy gallina vieja, pero reconozco que hay que comer muchas verduras y frutas, y muy variadas. A veces he pensado en hacer una depuración del cuerpo a base de comida vegetariana durante 15 días pero luego no me acuerdo. Soy un desastre. Y eso que estoy segura de que podría vivir perfectamente sin comer carne, huevos o pescado, ya que no son mis alimentos favoritos. A mí me matan si me hacen seguir la Dukan, por ejemplo.
    Espero que estés ya recuperada del todo Ally.
    Besos

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  4. Esta chica no tenía un problema alimenticio, su problema era otro. Si fue tan drástica y perdió tantos kilos está muy bien, pero seguramente con otro tipo de dieta también habría perdido peso. Simplemente dejando esos comportamientos tan agresivos con su cuerpo, supongo que ya habría notado el cambio.

    A mí no me acaban de convencer estas cosas.
    Como le dije a alguien que defendía la dieta cavernícola (o paleolítica), los humanos hemos evolucionado de una forma concreta, y nuestros estómagos digieren de una forma distinta desde que descubrimos el fuego y lo que hacía con la comida. De hecho, hay gente a la que le sienta mejor el tomate cocinado que crudo, o las cebollas, por ejemplo, y sin embargo son alimentos que suelen comerse crudos en todo tipo de dietas. Cada cual con sus cadacualadas.

    Como muy poca carne, algo de pescado y huevos, y más vegetales (de todo tipo). A mí me sienta bien todo lo que como, al menos hasta hace poco (tengo que estudiar qué es lo que no me va tan bien). Pero pienso que tenemos que sentirnos satisfechos y a gusto con nuestra dieta, y cada cual que haga lo que crea conveniente.



    Me alegro mucho de que vayas entrando, Ally. Me encanta tenerte por aquí. Espero que te vayas recuperando y que te sientas bien. Sentirse bien es lo más-mejó.

    Un beso muy grandote.

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